Cucarachas y roedores como vecinos
Las cucarachas y los roedores son los vecinos no deseados más habituales en las comunidades. Vivir con esta compañía puede ser un gran inconveniente para la salud. Pero, pese a que su repentina aparición puede causar más de un susto, es fácil evitar que se establezcan en el edificio. Un correcto mantenimiento así como una prevención adecuada impedirán que estos animales aniden y formen una familia que se ampliará rápidamente.
Claro está que las plagas también pueden ser de cualquier otro tipo como termitas, aves, avispas, mosquitos o procesionarias del pino.
Estas plagas suelen producirse por las conexiones con el suelo y subsuelo, a través de sumideros, cables o tuberías pero también el ser humano participa en su aparición.
Estos molestos vecinos causan problemas económicos, de salud y también psicológicos. Sólo en caso de que la plaga haya proliferado por el bloque se utilizarán productos químicos. Los biocidas que se pulverizan tienen un plazo mínimo de seguridad de 12, 24 o 48 horas, aunque hay otros que no precisan de este margen.
El profesional debe conocer las características de cada especie. Así, busca indicios y rastros de que vivan o hayan existido animales en sus rincones (ya sea a través de restos biológicos como excrementos o nidos). Además, en los lugares clave colocan cebos. Con este sistema, de efecto retardado para evitar accidentes, el animal acabará muriendo tras comer en varias ocasiones.
Con estas medidas no suelen proliferar plagas. Pero en caso de que el técnico encuentre algún cadáver, además de avisar al responsable, buscan el foco de anidamiento, en especial en la estructura del edificio.